El paisaje Madidi-Tambopata es una joya natural que trasciende fronteras. Se extiende desde los Andes del sur del Perú hasta las llanuras del Beni en Bolivia, abarcando más de 14 millones de hectáreas. En esta vasta región confluyen bosques amazónicos, montañas andinas y sabanas tropicales, formando uno de los corredores biológicos más importantes del planeta. Sus bosques actúan como depósitos de carbono esenciales para la estabilidad climática global.
Este paisaje incluye algunas de las áreas protegidas más ricas en biodiversidad del mundo, como el Parque Nacional Bahuaja Sonene y la Reserva Nacional de Tambopata, en Perú, y el Parque Nacional Madidi, en Bolivia. En el lado peruano protege cuencas indispensables para la sostenibilidad de todo el paisaje como las de los ríos Tambopata e Inambari, regula el clima y provee recursos para la vida de pueblos indígenas quechua, aymara, ese’eja y harakmbut.


Andenes de Cuyocuyo. Foto: WCS - Diego Perez
Un refugio para la vida silvestre
El paisaje alberga cerca de 12 mil especies de plantas, más de 1100 especies de aves (el 11% de todas las aves del mundo) y alrededor de 300 especies de mamíferos. Aquí habitan especies emblemáticas como el oso de anteojos, el jaguar, el guacamayo escarlata, el lobo de río, el lobo de crin y el ciervo de los pantanos. También protege ecosistemas vulnerables como los queñuales Polylepis spp. y las sabanas húmedas tropicales del sureste peruano.

Guacamayo escarlata. Foto: WCS - Andre Baertschi
Desafíos para la conservación
El paisaje enfrenta múltiples amenazas para la conservación de la biodiversidad. La minería ilegal de oro en las zonas bajas y los cultivos ilícitos en las zonas altas que contaminan los ecosistemas acuáticos, generan deforestación y degradación del bosque y que ponen en riesgo la gobernabilidad y seguridad del territorio. A esto se suma la tala ilegal, el constante interés por extraer hidrocarburos y desarrollar proyectos de infraestructura sin criterios de sostenibilidad que alteran el equilibrio del ecosistema. La debilidad institucional y el limitado financiamiento para la gestión ambiental, junto con los efectos del cambio climático, aumentan la presión sobre el territorio, los recursos y las comunidades que dependen de ellos.
Nuestra estrategia de conservación
Implementamos tres líneas estratégicas:
- Gestión territorial: Trabajamos con gobiernos regionales, locales y la sociedad civil para la planificación e implementación de instrumentos de gestión pública y para la generación de una ciudadanía sólida y orgullosa de su patrimonio natural que promuevan la conservación, fortalezcan y refuercen el sentido de pertenencia hacia el patrimonio natural.
- Medios de vida sostenibles: Promovemos actividades productivas alineadas con la conservación, como el cultivo de café sostenible de alta calidad y libre de deforestación principalmente vinculado a mercados internacionales, y la conservación de la agrobiodiversidad andina, que incluye tubérculos, granos nativos y camélidos sudamericanos, para fortalecer la seguridad alimentaria y el desarrollo local mediante su comercialización.
- Gestión de áreas protegidas y OMEC: Apoyamos la gestión sostenible de áreas protegidas y otras medidas efectivas de conservación (OMEC), como el Parque Nacional Bahuaja Sonene, la Reserva Nacional Tambopata, la Zona de Agrobiodiversidad Andenes de Cuyocuyo y el Paisaje Cultural Cuyocuyo, así como el establecimiento de nuevas áreas protegidas en los sitios prioritarios para la conservación de la biodiversidad en la región.
