Por: Ivette Castañeda García
Especialista en Gestión Comunitaria, WCS Perú
Hoy 8 de marzo es un día para conmemorar a aquellas mujeres que lucharon por el reconocimiento de nuestras capacidades. Gracias a ellas, muchas podemos ocupar, actualmente, cargos o rangos que antes era impensable obtener y ser valoradas por ello. Sin embargo, también es un día para recordar que aún nos queda mucho camino por recorrer hacia una vida más igualitaria.
En la actividad pesquera, por ejemplo, el rol de la mujer no suele ser reconocido debido a las limitaciones nacidas de ideas sobre cómo creemos que es esta actividad y cuáles son las preferencias o capacidades que “tenemos”. Estas ideas no siempre se condicen con la realidad o sólo los hacen parcialmente.
Un ejemplo de ello es que asumimos que, como la pesca requiere uso de la fuerza y en ocasiones también implica alejarse por tiempos prolongados del hogar, es incompatible con la presencia femenina. Otro ejemplo es que no imaginamos a la mujer en la pesca porque no estamos pensando en la cadena productiva completa. La pesca inicia con la extracción, sí, pero también comprende el transporte, procesamiento y la venta.
Sin embargo, la realidad es otra. En el Perú existe un porcentaje significativo de mujeres que conocen y practican la actividad pesquera. Ellas están presentes en varios momentos de la cadena de productiva como la extracción en el mar, las lagunas, quebradas y ríos, o en el procesamiento, empacado y en la venta del pescado en los diversos mercados del país.
Según el Censo Nacional de Pesca Continental (CENPAC), para el año 2013, un 14 % del total de 32 124 pescadores artesanales en el Perú registrados, son mujeres. Y un 60% del total de mujeres que participan en la pesca artesanal del ámbito continental, la considera como su actividad principal (Godoy et al., 2018).
A pesar de ello, de acuerdo con el estudio sobre el rol de la mujer en la pesca amazónica de WCS y USAID, “la mujer tiene varios obstáculos para participar en las organizaciones pesqueras. Ya sea por la organización social de las comunidades —según la cual el hombre es el portavoz del hogar en la esfera pública y la mujer limita su participación a la esfera doméstica— o porque existe una tendencia a que las asociaciones convoquen únicamente a personas que se dedican a la fase extractiva —es decir, principalmente hombres— y releguen a las personas encargadas de las otras etapas de la cadena de valor, como el procesamiento y el comercio —fases en las que se concentra la participación femenina.”
ENTONCES ¿POR QUÉ ES IMPORTANTE QUE LA MUJER SEA RECONOCIDA EN LAS ACTIVIDADES PESQUERAS Y EN SUS FORMAS DE ORGANIZACIÓN?
Para empezar, si las mujeres no son reconocidas en la pesca comercial, de subsistencia u ornamental, pueden no ser contadas en los registros nacionales como fuerza de trabajo. Esto hace que corran el riesgo de no ser consideradas como sujetos de derechos pesqueros en la política pública del sector.
En ese sentido, la política pesquera amazónica actual permite ver estos vacíos. Primero, a pesar que las mujeres tienen una labor en la cadena pesquera, ya sea realizando la extracción junto a sus padres o parejas, procesando el pescado obtenido o vendiéndolo en los mercados de las ciudades, en comparación con los varones no suelen formalizar su rol en la actividad con una constancia o permiso de pescador. Esto puede deberse a que, en los hogares, solo se acostumbra a formalizar a los varones y no se le da valor a hacerlo también con las hijas y esposas que trabajan con ellos.
Por otro lado, las capacitaciones y créditos pesqueros están concentrados en los pescadores formalizados dedicados a la fase extractiva de la cadena de valor, donde nos encontramos con pescadores predominantemente masculinos. Además, esta política pone, comparativamente, mucho menos atención a las fases de procesamiento y venta, que a la de extracción. A pesar de ello, estas cuentan con una cantidad significativa de mujeres entre los trabajadores. Al invisibilizar el aporte de las mujeres en cualquier sector económico, dejamos de hacer un espacio para ellas en el debate sobre la mejora del sector y la toma de decisiones.
Esta misma tendencia se ha observado en otros países; sin embargo, poco a poco, algunos gobiernos han iniciado acciones positivas al respecto. Este es el caso de Chile, donde la política de género nacional está siendo aplicada al sector pesquero. Para ello, su gobierno identifica, mediante el Registro Pesquero Artesanal, la participación de las mujeres en la pesca en distintos roles. Es así que, Chile registra más de 23,000 mujeres en las categorías de: pescadoras, patronas de lanchas, buzas y recolectoras de orilla, sumadas a otras 20,000 en las actividades conexas. Además, en el último año, el gobierno chileno promulgó una ley especial (Ley N° 21.370) para establecer criterios de equidad en la integración de organismos pesqueros y acuícolas, y reconocer la participación de la mujer en las actividades conexas. Cuentan con mujeres en cargos directivos en las instancias de gobierno pesqueras. La subsecretaria de Pesca y Acuicultura de ese país, Alicia Gallardo Lagno, se refirió a esta nueva norma como “un hito en el marco de los esfuerzos que las mujeres del ámbito artesanal han llevado adelante a lo largo de años para visibilizar su aporte al sector, dignificar su trabajo y crecer”.
En este día de la mujer, hacemos un llamado a las autoridades y la sociedad. Celebremos la llegada de mujeres a nuevos ámbitos. Continuemos impulsando y festejando a más mujeres científicas, astronautas o militares. Sin embargo, no dejemos de reconocer y celebrar a las mujeres que siempre han estado trabajando, solas o acompañadas, en los espacios tradicionales como en las actividades pesqueras, un rubro en el cual también merecen seguir creciendo con el apoyo de las instituciones del Estado.
Este artículo ha sido posible gracias al trabajo realizado en el proyecto "Mitigación de conflictos pesqueros en Loreto" de WCS Perú y USAID Perú.
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