El proyecto Hidrovía Amazónica promete que con la “creación” de una hidrovía amazónica, el dragado de 13 malos pasos -y los instrumentos de navegación y control de nivel del agua- se garantizará un transporte permanente en los cuatro ríos amazónicos más importantes del Perú: Marañón, Ucayali, Huallaga y Amazonas. Estos ríos no solo abastecen de pescado para el consumo de la mayor parte de la población de Loreto, sino que conectan a la región con las principales ciudades amazónicas. Sin embargo, bajo las condiciones actuales del proyecto de concesión identificamos una serie de promesas y las contrastamos con la realidad. ¿Realmente se podrá cumplir con estas promesas? ¿Cuál es la diferencia entre a quiénes benefician y quiénes realmente se benefician?
Promesa:
Al crear una hidrovía moderna la flota también se modernizará, haciendo el transporte fluvial más eficiente y más rápido.
La Realidad:
La lógica “si creas las condiciones, todos podrán participar” no se aplica en este caso. Modernizar la flota cuesta plata y no se han previsto los mecanismos que permitan a todos participar de una hidrovía moderna. Comprar nuevos botes y mejorar los embarcaderos que existen o crear nuevos es costoso. En realidad, no se ha propuesto ningún incentivo económico a los armadores para modernizar la flota actual. Esto significa que cuando la hidrovía entre en funcionamiento -y asumiendo que funcionará como se dice (ver siguientes promesas)-, la única forma para que los armadores modernicen su flota será solamente con la presencia de nuevos actores corporativos, quienes sí cuentan con el capital adecuado. Los armadores, a falta de incentivos económicos, tendrán que invertir de su propio capital para modernizar su flota. Además, no todos los embarcaderos en la Amazonía peruana están en buen estado y la construcción de 23 de ellos están comprendidos en un acuerdo de consulta previa. ¿Quiénes se encargarán de construir/modernizar estos terminales fluviales? ¿Constructoras locales o extranjeras?
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Promesa:
Monitorear la dinámica de los ríos amazónicos para asegurar un transporte fluvial permanente.
La Realidad:
El proyecto ha identificado 13 malos pasos (tramos de ríos de muy poca profundidad) que serán dragados hasta alcanzar 8 pies de profundidad y así asegurar una navegabilidad los 365 días del año. La decisión de decir que existen solo estos 13 malos pasos no tiene sentido ya que el conocimiento tradicional, y los últimos estudios científicos sobre la dinámica de los ríos Huallaga y Ucayali, nos indican que los malos pasos son extremadamente dinámicos y cambian de lugar en función del flujo de sedimentos del fondo año a año, e incluso en pocos meses. La empresa ya ha empezado a desarrollar sus evaluaciones ambientales sobre estos malos pasos y pretende entregar al SENACE el Estudio de Impacto Ambiental detallado (EIA-d) en noviembre de este año. No obstante, el Estudio de Ingeniería (EDI) está propuesto para ser concluido recién a mediados del 2019. Entonces, salta la pregunta: ¿Cómo se pretende evaluar los impactos ambientales si los estudios de ingeniería todavía no han concluido? ¿Serán solo 13 los malos pasos que según la evaluación de la ingeniería deben ser dragados? Y, más aún, ¿cómo estas evaluaciones van a informar la selección de las variables ambientales que deben ser estudiadas al detalle?
El proyecto también propone el uso de estaciones limnimétricas que medirán el nivel de agua, pero el nivel de agua no es la variable más importante para entender la dinámica del río, sino el flujo de sedimentos en el fondo, variable que no está incluida en las mediciones que pretende hacer el proyecto.
Promesa:
Garantizar un transporte fluvial permanente.
La Realidad:
Sin la información de flujo de sedimentos no podemos saber si el dragado es realmente efectivo para asegurar un transporte fluvial permanente. Esto es porque los malos pasos no son estables, pueden aparecer y desaparecer muy rápidamente. Incluso, una vez dragados, los malos pasos se pueden volver a tapar con sedimentos, desperdiciando así el trabajo y la inversión, todo por una falta de conocimiento del flujo de los sedimentos en el fondo. Esto ya sucedió en otros países. En Estados Unidos, por ejemplo, el Cuerpo de Ingenieros Militares (Army Corps of Engineers), realizó importantes intervenciones en el río Mississippi que han llevado al ecosistema al borde de una catástrofe hidrológica ya que, si la infraestructura construida cediera, la fuerza con la cual tanta agua fluiría inundaría muchos centros poblados, y esto se convertiría en lo que la revista The Atlantic ha llamado una de los catástrofes más grandes de la historia estadounidense. Este ejemplo resalta que si queremos implementar una hidrovía a la escala que el proyecto está ofreciendo, debemos tener no solo más estudios, sino también análisis más profundos que consideren todas las variables para que este sea viable. El proyecto Hidrovía Amazónica dice que el dragado se mantendría por 20 años como parte de las obligaciones asumidas por la Concesionaria, y si consideramos que la primera intervención en el Mississippi fue hecha en 1724, estamos diciendo que, casi 300 años después el gobierno de Estados Unidos sigue gastando recursos en cambiar su flujo. Si esto sucediera en Perú, ¿quién pagará el mantenimiento de esta hidrovía? ¿Quién recibirá la plata?
Y esto solo es una parte de lo que se ha prometido y lo que también puede suceder. La Hidrovía Amazónica ya está impactando e ignorando a la cultura Kukama, que vive a lo largo del río Marañón, uno de los puntos clave para el proyecto. En 2015 el proyecto inició el proceso de consulta previa solo después de un mandato judicial, y la consulta fue hecha sobre los términos de referencia del EIA y no sobre el proyecto en sí, ya que no se contaba con ningún informe de detalle de ingeniería. La línea de tiempo entre estos dos procesos (EIA y EDI) se confundieron, aprobándose los términos de referencia del EIA, el cual se empezó a realizar desde octubre de 2017, sin tener completo el detalle de ingeniería que decidirá cómo se implementará el proyecto (y cómo impactará al ambiente). Aún con estas condiciones, el contrato de concesión completo se firmó en septiembre de 2017 con el Consorcio Hidrovías II (compañía china Sinohydro Corporation y compañía peruana Construcción y Administración, S.A.) sin haber terminado estos dos estudios que definirán la línea de tiempo y presupuesto y sin haber hecho una consulta previa sobre el proyecto mismo. Se pensaría que el proyecto tomaría más en serio a la cultura Kukama, la cual basa su modo de vida en una fuerte asociación con el mundo acuático. Al dragar espacios sagrados se está desequilibrando el mundo en el que vivimos. Entonces, ¿Cómo se están tomando en cuenta estos cambios? ¿Cómo se puede medir estos impactos?
Dentro de la promesa de que la Hidrovía Amazónica mejorará la economía de la región, no se ha considerado la contribución de la pesca en la región. Hay una falta de entendimiento de cómo funcionan las pesquerías y cuáles serían los posibles impactos que la hidrovía podría tener en las más de 40,000 personas que se benefician de ella en los ríos Marañón, Huallaga, Ucayali y Amazonas. Un 40 % del número de zonas de pesca y 51 % de la producción pesquera de Loreto proviene de las partes bajas de los ríos Ucayali y Marañón, donde se ubican la Reserva Nacional Pacaya Samiria y su zona de amortiguamiento. Estas zonas y este ecosistema dependen de la dinámica fluvial de los ríos, en particular del Ucayali. Si intervenimos estos ríos podemos producir una baja en la diversidad y abundancia de peces, muchos de los cuales son los que más nos gusta comer, como los bagres migratorios. En una economía tan pesquera como la de Loreto, la Hidrovía Amazónica puede tener grandes impactos, los cuales serán no solo sobre el ingreso monetario, sino también sobre la seguridad alimentaria de muchas personas.
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¿Qué viene ahora?
Los resultados del EIA-d se van a socializar en noviembre de 2018. En lo que queda de tiempo, pensemos qué podemos aprender de las socializaciones de estos estudios, qué preguntas se pueden hacer y, sobre todo, qué Amazonía se quiere tener. ¿Queremos que la Amazonía peruana se vuelva simplemente una conexión entre los mercados brasileños y el Pacífico? o queremos asegurarnos que esta conexión también destaque las fortalezas locales de nuestras comunidades y la conservación de los hábitats que nos nutren económicamente, culturalmente, y espiritualmente?. Discutámoslo.